Le damos la bienvenida al primer artículo de profecías que se da lugar entre los tantos otros blogs que componen las secciones de www.lajusticiadecristo.com. Para los amantes de la profecía bíblica, para todos aquellos que se deleitan estudiando los acontecimientos futuros predichos por nuestro amante Dios a través de sus siervos los profetas, este es el lugar indicado! Haremos a modo de introducción una breve descripción de conceptos claves que se repetirán en los artículos posteriores.
El primer punto a tratar, presenta las cuestiones básicas sobre como Dios nos habló en cada momento de la historia, para comprender como es que lo hace hoy en día. ¡Vamos! Busca tu Biblia y comencemos este estudio.
La inspiración de la Biblia
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Genesis 3:8-9)
En un comienzo, la comunicación entre Dios y el hombre era directa. ¿Por qué hoy en día no pasa lo mismo? ¿Por qué se ha cortado la comunicación directa entre el Creador y sus criaturas?
“pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Isaías 59:2)
Por lo tanto, un principio básico al estudiar las Escrituras es el siguiente: en nuestras iniquidades, en nuestros pecados, la dificultad para establecer un diálogo con Dios, para entender su Palabra, se hace prácticamente imposible:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1° Co. 2:14)
Las cosas del espíritu, las palabras de Cristo, se han de discernir en el mismo espíritu -la misma mente- en la que fueron escritos. Pero para el hombre natural, aún cuando sea socialmente reconocido como eminencia en material teológica, en lenguas antiguas, o en cualquier otra ciencia podrá comprender la profundidad que la palabra de Dios contiene en si misma. Generalmente quienes poseen las llaves de la ciencia, han ocultado el conocimiento de salvación al pueblo de Dios (Lucas 11:52), y por lo general, quienes poseen el conocimiento bíblico no son aquellos que se la “saben todas”, sino los niños, cuyos caracteres buscan incansablemente conocer la voluntad de su Padre, quienes humildemente reconocen sus errores para mirar con amor el beneplácito amor de Dios (Mateo 11:25).
“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1° Corintios 2:10-16)
Encontraremos en la Biblia, tres formas que Dios posee para revelar su Palabra:
1) A través de la Creación,
“porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,
y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” (Romanos 1:19-23)
2) A través de su Palabra escrita,
“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2° Timoteo 3:14-17)
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39)
3) A través de Sus Profetas,
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,” (Hebreos 1:1)
4) A través de su Hijo,
“en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.” (Hebreos 1:2-4)
En el próximo estudio, estaremos viendo en profundidad como Dios revelaba su palabra a través de sus Profetas. ¿Cómo reconoceremos un profeta verdadero de uno falso? ¿Todos somos profetas? ¿Por qué algunos reciben el mensaje directamente de Dios -en visión y sueños- a diferencia de quienes la reciben estudiando su Palabra?