Del
nacimiento y de la caída de las naciones, según resaltan en los
libros de Daniel y Apocalipsis, necesitamos aprender cuán vana es la
gloria y pompa mundanal. Babilonia, con todo su poder y
magnificencia, cuyo parangón nuestro mundo no ha vuelto a contemplar
un poder y una magnificencia que la gente de aquel tiempo creía
estables y duraderos, se desvaneció y ¡cuán completamente!
Pereció "como la flor de la hierba." (Sant. 1: 10.) Así
perecieron el reino medo-persa, y los imperios de Grecia y de Roma. Y
así perece todo lo que no está fundado en Dios.
Sólo puede perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su
carácter. Sus principios son lo único firme que conoce nuestro
mundo.
Un
estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la
historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras,
nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y
las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la
vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la
eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que
es verdadero, noble y perdurable. Y al
aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro
Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para
siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando
venga.
(Profetas
y Reyes, p.402-403)
¿En
que año tuvo Daniel el sueño?
Daniel
7:1
Entre
50 a 65 años de la visión escrita en Daniel 2 y Daniel 7.
7°
Rey de Babilonia, puesto por Nabonido su padre.
¿Que
vió el profeta en la vision de la noche?
¿Quién
dio a Daniel una interpretación de la visión?
“
Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios, quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, "su ángel," a quien envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas.*
"No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." Aunque "las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, . . . las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre.'* Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras proféticas.” (Deseado de todas las gentes, p.201)
“Necesitamos
comprender
mas
plenamente la misión de los ángeles.” HAp.125.
“Mediante
Jesucristo
nos
alcanza el ministerio de los ángeles.” Carta
152, 1896.
“El gran problema de todos nosotros es que no
dedicamos tiempo a pensar que seres
celestiales están cerca de nosotros
para ayudarnos cada vez que queremos hacer lo recto”.
CDD.160.
“Los
ángeles del cielo se mueven sobre las mentes humanas para despertar
el deseo de investigar los temas de la Biblia.”
LVA.22
“Hay santos ángeles que tienen la misión de
influir en los corazones para que comprendan la Palabra de Dios.”
CS.658
"vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis." (Hechos 7:53)
"Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución," (Hebreos 2:2)
¿Que
representaban estas grandes bestias?
¿Que
representan el viento y el mar en la profecía?
Conclusión:
Bestia
= Reinos
Vientos
= Luchas
Los
cuatro reinos se levantan consecutivamente, no todos a la vez.
Vers.
4:
"La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre."
Leon:
Alas:
Corazón
de hombre:
Posición
de hombre: flaqueza del imperio
|
Mapa geográfico del Imperio Babilónico |
Ver.
5:
"Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne."
Como
la plata es inferior al oro, así también en algunos respectos el
oso es inferior al león.
Sin
embargo, el oso es cruel y rapaz, características que se le
atribuyen a los medos
Un
costado mas grande que el otro:
El
intérprete Gabriel no explica este detalle de la visión. Sin
embargo, al comparar con el pasaje del Dan. 8:3, Dan. 8:20 pareciera
que se indica claramente que el reino estaba. compuesto de dos
partes.
El
lado más alto, más favorecido, fue el Persa, quién termino
haciéndose del imperio.
Tres
costillas:
No
se mencionan estas costillas en la interpretación (Dan_7:17-27),
pero muchos comentadores las han considerado como símbolo de los
tres principales poderes que fueron conquistados por el Imperio
Medo-Persa: Lidia, Babilonia y
Egipto.
§
YI 22 de septiembre, 1903. ---Babilonia pasó porque en su
prosperidad se olvidó de Dios, y atribuyó la gloria de su
prosperidad a los logros humanos.
El
reino medo persa fue visitado por la ira del cielo porque en este
reino la ley de Dios fue pisoteada. El temor del Señor no encontró
lugar en los corazones del pueblo. Las influencias prevalecientes en
Medo Persia eran la perversidad, la blasfemia, y la corrupción.
Vers.
6
"Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio."
Leopardo
y Alas:
Historia
de Alejandro Magno:
El
poder que habría de seguir al Imperio Persa se identifica en el
Dan_8:21 como “Grecia” . Esta “Grecia” no
debe confundirse con la Grecia del período clásico,
ya que ese período precedió a la caída de Persia. La “Grecia”
que figura en Daniel corresponde
con el imperio semigriego y macedónico de Alejandro Magno
(ver com. Dan_2:39), que dio comienzo a la época que conocemos como
período helenístico. Antes de Alejandro no se podría hacer
referencia al “rey primero” (Dan_8:21) de un imperio griego, como
“un rey valiente” que tenía “gran poder” (Dan_11:3).
En
336 a. C. Alejandro heredó el trono de Macedonia, Estado semigriego
en la frontera norte de Grecia. El padre de Alejandro, Filipo,
ya había unido bajo su dominio a la mayoría de las ciudades-estados
de Grecia por el año 338 a. C. Alejandro demostró su temple al
aplastar revoluciones en Grecia y Tracia. Después de haber
restablecido el orden en su propio reino, Alejandro se lanzó a la
tarea de conquistar el Imperio Persa, ambición que había heredado
de su padre. Entre los factores que impulsaban al joven rey a
llevar a cabo sus planes estaban la ambición personal, la
necesidad de expansión económica, el deseo de difundir la
cultura griega y una animosidad natural contra los persas a
causa de guerras anteriores con sus compatriotas.
En
334 a. C. Alejandro cruzó el Helesponto y entró en territorio persa
con sólo 35.000 hombres, la insignificante suma de 70 talentos en
efectivo y provisiones para sólo un mes. La campaña fue una
serie de triunfos. La primera victoria fue lograda en Gránico, la
segunda en Iso al año siguiente y otra en Tiro un año después.
Pasando por Palestina, Alejandro conquistó Gaza y después entró en
Egipto virtualmente sin oposición. Allí en el año 331 a. C. fundó
la ciudad de Alejandría. Se declaró a sí mismo sucesor de los
faraones y sus tropas lo aclamaron como un dios. Cuando
nuevamente ese año emprendió la marcha, dirigió sus ejércitos
hacia Mesopotamia, el corazón del Imperio Persa. Los persas le
hicieron frente cerca de Arbela, al este de la confluencia de los
ríos Tigris y Gran Zab, pero sus fuerzas fueron derrotadas y se
dieron a la huida. Las fabulosas riquezas del mayor imperio mundial
estaban a disposición del joven rey de 25 años de edad.
Después
de una organización preliminar de su imperio, Alejandro prosiguió
sus conquistas hacia el norte y hacia el este. Por el año 329 a. C.
ya había tomado Maracanda, que es ahora Samarcanda, en el
Turquestán. Dos años más tarde invadió la parte noroeste de la
India. Sin embargo, poco después de cruzar el río Indo, sus tropas
rehusaron seguir más adelante, y se vio obligado a acceder a sus
deseos. De vuelta en Persia y Mesopotamia, Alejandro debió encarar
la gran tarea de organizar la administración de sus territorios. En
323 a. C. estableció su capital en Babilonia, ciudad que aún
conservaba recuerdos de la gloria del tiempo de Nabucodonosor. En el
mismo año, después de excederse en la bebida, Alejandro cayó
enfermo y murió de “fiebre de los pantanos”, que se cree era el
antiguo nombre de la malaria (paludismo) o de una enfermedad similar.
|
Mapa del Imperio Griego en los días de Alejandro Magno |
Imperio
dividido:
Cuatro
generales: Casandro, Lisímaco, Seleuco y Ptolomeo
Apenas
si el Imperio Griego conservó su unidad un poco más que durante la
vida de Alejandro. Después que su brillante carrera quedó tronchada
por una fiebre inducida por la orgía y la borrachera, el imperio
quedó dividido entre sus cuatro generales principales.
Casandro
tuvo Macedonia y Grecia en el oeste; Lisímaco recibió Tracia y las
partes de Asia que están sobre el Helesponto y el Bósforo por el
norte; Tolomeo obtuvo Egipto, Libia, Arabia y Palestina en el sur; y
Seleuco recibió Siria y todo el resto de los dominios de Alejandro
en el oriente.
En
el año 301 ant. de J.C., con la muerte de Antígono, completaron los
generales de Alejandro la división de su reino en cuatro partes,[2]
que indicaban las cuatro cabezas del leopardo. Con toda exactitud se
cumplieron las palabras del profeta. Ya que Alejandro no había
dejado sucesor disponible, ¿por qué no se dividió el inmenso
imperio en incontables fragmentos? ¿Por qué se dividió en cuatro
partes solamente? Sencillamente, por motivos que la profecía previó
y predijo.
Vers.
7
"Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos."
- Compárese
con el Dan_7:19.
- Quizá
no había en la naturaleza ninguna similitud con la cual designar a
esta bestia horrible, puesto que no se hace ninguna comparación
como en el caso de las tres primeras bestias.
- Sin
embargo, no debiera haber duda de que representaba al mismo poder
que está simbolizado por las piernas de hierro de la gran imagen
(ver com. Dan_2:40).
- ¿En
que año comenzó la dominación Romana?
Si
la dominación romana del Cercano Oriente se computa desde la fecha
en que los monarcas de los tres reinos helenísticos fueron
eliminados por el poder romano, puede considerarse el año 168
como el primer paso de ese proceso. Sin embargo, los reyes
seléucidas y tolemaicos retuvieron sus tronos hasta mucho después,
quedándose hasta el año 63 a. C. en Siria y el 30 a. C. en Egipto.
Si se eligen las fechas de la anexión de esos tres reinos como
provincias romanas, las fechas serían 146, 64 y 30 a. C.
respectivamente. Algunos historiadores hacen resaltar el 168 a. C.
porque ya para ese tiempo Roma había conquistado Macedonia y había
salvado a Egipto de caer en manos del reino seléucida al prohibir la
invasión de Antíoco IV. Esto demostraría que Roma virtualmente
dominaba los tres reinos aunque no había conquistado más que a uno
de ellos.
No
se puede dar una fecha única para un proceso gradual. Sea cual
fuere la elección de fecha o fechas más significativas que se haga,
el traspaso del poder mundial a Roma queda claro, y en el año 30 a.
C. se completó la absorción del territorio de Alejandro desde
Macedonia hasta el Eufrates.
Unos
dientes grandes de hierro.
Los
enormes dientes metálicos hablan de crueldad y fuerza. Así como el
animal desgarraba y devoraba su presa con esos colmillos monstruosos,
así Roma devoraba las naciones y pueblos en sus conquistas.
Algunas veces destruía ciudades enteras, como en el caso de Corinto
en 146 a. C.; otras veces reinos, tales como Macedonia y los dominios
seléucidas, los que eran divididos y convertidos en provincias.
Las
sobras hollaba.
Cuando
Roma no destruía o subyugaba a un pueblo, solía esclavizar a sus
habitantes o los vendía como esclavos. En
la intensidad de su poder destructor Roma sobrepasó a los reinos que
previamente habían dominado al mundo.
Diez
cuernos.
Según
la explicación, son “diez reyes” (Dan_7:24).
Si
los “cuatro reyes” del Dan_7:17 representaban reinos (ver
Dan_7:23 y com. Dan_7:3) paralelos con los cuatro imperios del cap.
2, existe la misma razón para entender que estos “diez reyes”
son también reinos, así como los cuatro cuernos del macho cabrío
son “cuatro reinos” (Dan_8:22).
Las
invasiones sucesivas de numerosas tribus germánicas que penetraron
en el Imperio Romano y el reemplazo de éste por varios Estados
separados o monarquías, son hechos bien comprobados por la historia.
Debido a que por lo menos una veintena de tribus bárbaras invadió
el Imperio Romano, los comentadores han confeccionado varias listas
de los reinos establecidos en el territorio del imperio.
La
siguiente lista es una de ellas:
ostrogodos, visigodos,
francos, vándalos, suevos, alamanes, anglosajones, hérulos,
lombardos y burgundios.
Algunos prefieren poner a
los hunos en lugar de los alamanes. Sin embargo, los hunos
desaparecieron pronto sin dejar un reino establecido. Este período
fue de grandes trastornos, confusión y cambio, y durante él muchos
Estados lograron su independencia.
VERS.
8 Otro cuerno pequeño.
Mejor,
“otro cuerno, uno pequeño”. Aunque pequeño al comienzo, este
cuerno es descrito posteriormente como “más grande que sus
compañeros”. Se verá que esto simboliza la continuación
del poder romanos mediante la Iglesia Romana.
“De las ruinas de la Roma política se levantó el gran imperio
moral en la ‘forma gigante’ de la Iglesia Romana” (A. C.
Flick, The Rise of the Mediaeval Church, 1900, p. 150). Ver com.
Dan_7:24-25.
”Bajo
la potestad del Imperio Romano los papas no tenían poder temporal.
Pero cuando el Imperio
Romano se hubo desintegrado y su lugar fue ocupado por varios reinos
rudos y bárbaros, la
Iglesia Católica Romana no sólo se independizó de esos Estados en
el aspecto religioso, sino que dominó también en lo secular.
En general, durante el
débil sistema político del feudalismo, la iglesia, bien organizada,
unificada y centralizada, con el papa a su cabeza, no sólo era
independiente en los asuntos eclesiásticos sino que también
controlaba los asuntos civiles”
(Carl Conrad Eckhardt, The Papacy and World-Affairs [1937] P. 1).
Tres
cuernos de los primeros.
El
“cuerno pequeño” es un símbolo de la Roma papal. En
consecuencia, el que los tres cuernos fuesen arrancados simboliza la
destrucción de tres de las naciones bárbaras. Entre
los principales obstáculos que se le presentaron a la Roma papal en
su encumbramiento al poder político estuvieron los hérulos, los
vándalos y los ostrogodos. Los tres eran defensores
del arrianismo, que fue el rival más formidable del catolicismo.
Los
HÉRULOS fueron la primera de las tribus bárbaras que
dominaron a Roma. Constituían
tropas auxiliares germanas de Roma que se amotinaron, y en 476 d. C.
depusieron al último emperador de Occidente, el adolescente Rómulo
Augústulo. A la cabeza de los hérulos y de otras tropas mercenarias
estaba Odoacro, quien
se constituyó rey de Roma. Odoacro, que era arriano,
aunque tolerante para con los católicos, era odiado por los
italianos. Por sugestión del
emperador Zenón, del imperio de Oriente, Teodorico, caudillo de los
ostrogodos, fue el siguiente en invadir Italia. Lo hizo en 489, y en
493 consiguió que Odoacro se rindiera y poco después lo mató (ver
Thomas Hodgkin, Italy and Her Invaders, t. 3, pp. 180-213).
En
lo que se refiere a la Iglesia Romana, la llegada de
Teodorico no significó ninguna mejoría sino sólo un cambio de
caudillos. Teodorico era un arriano tan decidido como su
predecesor en el trono de Italia.
Aunque concedió tolerancia a las diversas religiones de su reino,
las desmedidas ambiciones del pontífice romano no podían
concretarse en un sistema que sólo otorgaba tolerancia.
Entre
tanto los VÁNDALOS, presididos por Genserico,
se habían establecido en el norte de África y habían tomado a
Cartago en 439. Siendo arrianos fanáticos y belicosos,
constituían una amenaza para la supremacía de la Iglesia Católica
en el Occidente. Eran
especialmente intolerantes para con los católicos, a quienes
llamaban herejes. Para
ayudar a los católicos del Occidente, el emperador, Justiniano, que
gobernaba la mitad oriental del Imperio Romano desde Constantinopla,
envió a Belisario, el más hábil de sus generales. Belisario venció
completamente a los vándalos en 534.
Debido
a esta victoria, los OSTROGODOS quedaron en
Italia como el único poder arriano sobreviviente de importancia que
pudiera estorbar la hegemonía del papado en el Occidente
(ver Hodgkin, op. cit., t. 3, cap. 15). Después de haber eliminado a
los vándalos, Belisario, en 535, comenzó en Italia su campaña
contra los ostrogodos. Aunque esa campaña duró veinte años antes
de que los ejércitos imperiales obtuvieran la victoria completa (ver
Hodgkin, op. cit., t. 5, pp. 3-66), la acción decisiva ocurrió en
los comienzos de la campaña. Los
ostrogodos, que habían sido expulsados de Roma, volvieron y la
sitiaron en 537. El sitio duró todo un año, pero en
538 Justiniano hizo desembarcar otro ejército en Italia, y en marzo
los ostrogodos abandonaron el asedio
(ver Hodgkin, op. cit., t. 4, pp. 73-113, 210-252; Charles Diehl,
“Justinian”, en Cambridge Medieval History, t. 2, p. 15). Es
verdad que en 540 volvieron a entrar en la ciudad durante un periodo
muy corto, pero su ocupación fue breve. Su
retirada de Roma en 538 marcó el verdadero fin del poder ostrogodo,
aunque no lo fuera de la nación ostrogoda.
Y así fue “arrancado” el tercero de los tres cuernos que
estorbaban al pequeño cuerno.
Justiniano
es notable no sólo por su éxito al unir transitoriamente a Italia y
países del Occidente con la mitad oriental de lo que había sido el
Imperio Romano, sino también porque formó un código unificado al
reunir y codificar las leyes que existían entonces en el imperio,
incluso nuevos edictos del mismo Justiniano.
En ese código imperial estaban incorporadas dos cartas oficiales de
Justiniano que tenían toda la fuerza de un edicto real. En ellas
confirmaba legalmente al obispo de Roma como “cabeza de todas las
santas iglesias” y “cabeza de todos los santos sacerdotes de
Dios” (Código de Justiniano, libro 1, título 1). En la carta
posterior también alaba las actividades del papa como corrector de
herejes.
El
papado estaría en libertad de desarrollar al máximo su poder cuando
el dominio de los godos fuese quebrantado. En 538, por
primera vez desde el fin del linaje imperial de Occidente, la ciudad
de Roma fue liberada de la dominación de un reino arriano. En
ese año el reino de los ostrogodos recibió su golpe mortal (aunque
los ostrogodos sobrevivieron aún algunos años más como pueblo).
Por esa razón el año 538 es una fecha más significativa que 533.
Resumiendo:
El
papa ya había sido reconocido en forma más o menos amplia (aunque
de ninguna manera en forma universal) como obispo supremo de las
iglesias de Occidente y había ejercido considerable influencia
política, de tanto en tanto, bajo el patrocinio de los emperadores
occidentales.
(2)
En 533 Justiniano reconoció la supremacía eclesiástica del papa
como “cabeza de todas las santas iglesias” tanto en Oriente como
Occidente, y ese reconocimiento legal fue incorporado al código de
leyes imperiales (534).
(3)
En 538 el papado fue realmente liberado del dominio de los reinos
arrianos, que dominaron a Roma y a Italia después de los emperadores
occidentales. Desde ese tiempo el papado pudo aumentar su poder
eclesiástico. Los otros reinos se hicieron católicos, uno por uno,
y puesto que los lejanos emperadores de Oriente no retuvieron el
dominio de Italia, el papa surgió a menudo como una figura principal
de los turbulentos acontecimientos que siguieron a este período de
Occidente.
Este
cuerno.
Siendo
que los diez cuernos representan al Imperio Romano dividido después
de su caída (ver com. Dan_7:7), el cuerno pequeño debe representar
a algún poder que surgiría entre ellos y tomaría el lugar de
algunos de esos reinos (ver cita en com. Dan_8:23).
Ojos.
Generalmente
se los toma como un símbolo de inteligencia. A manera de contraste
con los bárbaros, que mayormente eran analfabetos, el poder
representado por el “cuerno pequeño” era notable por su
inteligencia, su perspicacia y su previsión.
Hablaba
grandes cosas.
Ver
com. Dan_7:25.
Vers.
9-14
CRISTO
EN SU SANTUARIO, p.126-127 → El Anciano de días es Dios, el Padre.
El salmista dice: "Antes que naciesen los montes y formases la
tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios"
(Sal. 90: 2). Es él, el Autor de todo ser y de toda ley, quien debe
presidir en el juicio. Y "millares de millares. . . y millones
de millones" de santos ángeles, como ministros y testigos,
están presentes en este gran tribunal.
"Y
he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre,
que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante
de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los
pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio
eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido"
(Dan. 7: 13, 14). La venida de Cristo que se describe aquí no es
su segunda venida a la tierra. El viene hacia el Anciano de días en
el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que se le
dará a la conclusión de su obra de Mediador. Es esta venida, y no
su segundo advenimiento a la tierra, la que la profecía predijo que
habría de realizarse al fin de los 2.300 días, en 1844. Acompañado
por ángeles celestiales, nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar
santísimo, y allí, en la presencia de Dios, dio principio a los
últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre, a saber,
cumplir la tarea del juicio y hacer obra de expiación por todos los
que resulten tener derecho a ella.”
- El
"Anciano de días," Dios el Padre, preside el juicio.
Notemos la descripción de su persona. Los que creen en la
impersonalidad de Dios se ven obligados a reconocer que aquí se lo
describe como un ser personal, pero se consuelan diciendo que es la
única descripción de esta clase que hay en la Biblia. No admitimos
este último aserto; pero aceptando que fuese verdad, ¿no resulta
una sola descripción de esta clase tan fatal para su teoría como
si fuese repetida una docena de veces ? Los miles de millares que
sirven delante de él, y los millones que están en su presencia, no
son los pecadores emplazados ante el tribunal, sino los seres
celestiales que ministran delante de él, a la espera de su
voluntad.
CRISTO
EN SU SANTUARIO, p.115-116 → La venida de Cristo como nuestro
Sumo Sacerdote al lugar santísimo para la purificación del
santuario, de la que se habla en Daniel 8: 14; la venida del Hijo del
hombre al lugar donde está el Anciano de días, tal como se presenta
en Daniel 7: 13; y la venida del Señor a su templo, predicha por
Malaquías, son descripciones del mismo acontecimiento representado
también por la venida del Esposo a las bodas, descripta por Cristo
en la parábola de las diez vírgenes, según Mateo 25.
En
el verano y el otoño de 1844* se lanzó esta proclama: "¡He
aquí que viene el Esposo!" Se conocieron entonces las dos
clases de personas representadas por las vírgenes prudentes y
fatuas: una, la que esperaba con regocijo la aparición del Señor y
se había preparado diligentemente para ir a su encuentro; la otra
que, presa del temor y al obrar por impulso, se había dado por
satisfecha con la teoría de la verdad, pero estaba destituida de la
gracia de Dios. En la parábola, cuando vino el Esposo, "las
que estaban preparadas entraron con él a las bodas". La venida
del Esposo, presentada aquí, se verifica antes de la boda. La boda
representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La
ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital de su reino y lo
representa, se llama "la novia, la esposa del Cordero". El
ángel dijo a Juan: "Ven acá; te mostraré la novia, la esposa
del Cordero". "Me llevó en el Espíritu -agrega el
profeta-, y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, descendiendo
del cielo, desde Dios" (Apoc. 21: 9, 10, VM). Salta, pues, a la
vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que
van al encuentro del Esposo simbolizan a la iglesia. En el
Apocalipsis, el pueblo de Dios lo constituyen los invitados a la cena
de las bodas. (Apoc. 19: 9.) Si son los invitados, no pueden
representar también a la esposa. Cristo, según el profeta
Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo "el dominio,
y la gloria, y el reino", recibirá la nueva Jerusalén, la
capital del reino, "preparada como una novia, engalanada para su
esposo" (Dan. 7: 14; Apoc. 21: 2, VM). Después de recibir el
reino, vendrá en su gloria como Rey de reyes y Señor de Señores,
para redimir a los suyos, que "se sentarán con Abrahán, e
Isaac y Jacob" en su reino (Mat. 8: 11 ; Luc. 22: 30), para
participar de la cena de las bodas del Cordero.
La
proclamación; "¡He aquí que viene el Esposo!" dada en el
verano de 1844, indujo a miles de personas a esperar el advenimiento
inmediato del Señor. En el tiempo señalado vino el Esposo, no a la
tierra, como el pueblo lo esperaba, sino hasta donde estaba el
Anciano de días en el cielo, a las bodas; es decir, a recibir su
reino. "Las que estaban preparadas entraron con él a las
bodas; y fue cerrada la puerta". Su pueblo no iba a asistir en
persona a las bodas ya que éstas se verifican en el cielo mientras
que ellos están en la tierra. Los discípulos de Cristo han de
esperar "a su Señor, cuando haya de volver de las bodas"
(Luc. 12: 36, VM). Pero deben comprender su obra, y seguirle por fe
mientras entra en la presencia de Dios. En ese sentido se dice que
ellos van con él a la boda.
Los
santos recibirían el reino
ST
4 de agosto, 1887. ---Ahora el tiempo había llegado cuando el
imperio universal de Satanás habría de ser agredido, su derecho
disputado, y él temía que su potestad sería destruida. Él supo,
mediante la profecía, que un Salvador estaba predicho, y que el
reino de rebelión no sería establecido en triunfo terrenal y con
despliegue y honor mundanal. Él sabía
que la profecías predecían el establecimiento de un reino por el
Príncipe del Cielo, un reino en esta tierra que él (Satanás)
reclamaba como suya. Este reino abrazaría a todos lo reinos del
mundo, y entonces el poder y la gloria de Satanás terminaría, y
recibiría la retribución por los pecados que introdujo en el mundo,
y por la miseria que había traído sobre la raza humana. El
supo que todo lo concerniente a su prosperidad dependía del éxito o
fracaso en vencer a Cristo con sus tentaciones; y trajo sobre el
Salvador todo artificio a su mando para apartarlo de su integridad.
§
TSW 14 de marzo, 1905. ---Durante
los mil años entre la primera y segunda resurrección, el juicio de
los impíos se realiza. Daniel declara que cuando vino el Anciano de
días, “juicio fue hecho a favor de los santos del Altísimo.” En
este tiempo los justos reinan como reyes y sacerdotes para Dios.
Juan en Revelación dice: “Yo vi
tronos, y ellos se sentaron sobre ellos, y juicio les fue dado.”
“Ellos serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él
mil años.” Es en este tiempo que, como fue dicho por Pablo, “los
santos juzgarán el mundo.” En unión con Cristo ellos juzgan los
impíos, comparando sus hechos con el libro de estatutos, la Biblia,
y decidiendo cada caso según las obras hechas en el cuerpo. También
Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo.
PP
166-167. ---La herencia que Dios
prometió a su pueblo no está en este
mundo. Abrahán no tuvo posesión en
la tierra, "ni aun para asentar un pie." (Hech. 7:5.)
Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el
bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar.
[...]
La
dádiva prometida a Abrahán y a su simiente incluía no sólo la
tierra de Canaán, sino toda la tierra. Así dice el apóstol: "No
por la ley fue dada la promesa a Abraham o a su simiente, que sería
heredero del mundo, sino por la justicia de la fe." (Rom. 4:13.)
Y la Sagrada Escritura enseña
expresamente que las promesas hechas a Abrahán han de ser cumplidas
mediante Cristo.
Todos los que pertenecen a Cristo, "ciertamente la simiente de
Abrahán" son, "y conforme a la promesa los herederos,"
herederos de la "herencia incorruptible, y que no puede
contaminarse, ni marchitarse," herederos de la tierra libre de
la maldición del pecado. Porque "el
reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el
cielo," será "dado al pueblo de los santos del Altísimo;"
y "los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con
abundancia de paz." (Gál. 3:29; 1 Ped. 1.4; Dan. 7:27; Sal. 37:
11.) [...]
De
la descendencia de Abrahán dice la Escritura: "Conforme a la fe
murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino
mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando
que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra." Tenemos
que vivir aquí como "peregrinos y advenedizos," si
deseamos la patria "mejor, es a saber, la celestial."
Los que son hijos de Abrahán desearán la ciudad que él buscaba,
"el artífice y hacedor de la cual es Dios." (Vers. 13,
16.)